El último jueves, los pobladores del centro poblado de Tantamaco se congregaron frente a la comisaría de Macusani, en la provincia de Carabaya, para exigir respuestas sobre una presunta agresión perpetrada por tres policías. Los afectados, mientras preparaban las tierras para el próximo ciclo agrícola, alegan que fueron víctimas de violencia física y psicológica. La raíz del conflicto es un problema de usurpación de terrenos entre el centro poblado y un individuo ajeno a la comunidad.
Según el presidente de las Rondas Campesinas de Tantamaco, Melitón Aragón Hancco, Nilson Condori Coaquira presentó una denuncia por usurpación de terrenos. Condori Coaquira afirma ser el legítimo propietario, respaldado por documentos de propiedad fechados en 2020. Sin embargo, los pobladores contradicen esta afirmación. Según ellos, desde 1973, el centro poblado ostenta títulos de propiedad y ha sido reconocido como tal. El misterioso señor que se autodenomina dueño nunca ha sido visto ni conocido por la comunidad.
Para los habitantes de Tantamaco, esta lucha va más allá de la legalidad. Es una cuestión de identidad y arraigo. Los títulos de propiedad no solo representan la posesión de tierras, sino también la historia y el sustento de generaciones. La comunidad se pregunta: ¿cómo puede alguien ser dueño de lo que nunca ha compartido con nosotros? La tierra es testigo de sus alegrías y penas, de sus cosechas y rituales. El desconocido que pretende arrebatarles su patrimonio es un desconocido de Tantamaco.
¿Quién es Nilson Condori Coaquira? ¿Por qué apareció de repente, desafiando décadas de historia? Las rondas campesinas, guardianas de la tradición, se mantienen firmes en su posición. Para ellos, la tierra no es solo un pedazo de suelo, sino un vínculo con sus ancestros y un legado para las generaciones venideras. La lucha continúa en Tantamaco, donde la tierra sigue siendo el corazón de la comunidad.