Este miércoles, autoridades de Puno y un numeroso grupo de pobladores se reunieron en el sector de Vilachaullani, en el límite entre la región altiplánica y Tacna, donde se pretende ejecutar la primera fase del proyecto hídrico Vilavilani.
En la reunión acordaron rechazar el proyecto con el que se proyecta trasladar más de 500 litros por segundo de agua de las serranías para atender la agricultura y consumo humano. Por ello, temen que las bofedales se sequen.
En la reunión participaron el procurador del Gobierno Regional de Puno, Santiago Molina Lazo, el asesor de la región, Juan Monzón, y el gerente de Recursos Naturales y Medio Ambiente, Santos Ramos Ccopa. Así también, autoridades de la comuna de Tarata, comunidad de Maure de Tacna.
Reunidos en la zona donde se proyecta construir la bocatoma de Vilachaullani, argumentaron que es territorio de Puno y no de Tacna. No creen que el agua sea para la agricultura, están convencidos que la destinarán a actividades mineras.
El lunes de la próxima semana, los representantes de Tarata, de la comunidad Maure de Tacna, estarán nuevamente en Puno, donde participarán de una reunión en la sede regional. Señalaron que, de ninguna manera, permitirán que se inicien las obras del proyecto.
Añadieron que, si Tacna insiste con Vilvilani, los pobladores de El Collao, Ilave, Juli e incluso Tarata, irían a un paro indefinido. Juana Ale Flores, presidenta de la comisión de usuarios del sector de Yunga Tarata, mencionó que respaldan la postura de Puno y consideran el proyecto, perjudicial para el ecosistema.