Dina Boluarte, un mensaje sin horizonte que solo aplauden sus aliados

Con un discurso de 72 páginas pidió perdón, pero calificó las protestas como “ataques”, culpó a Castillo para justificar los desaciertos en su gestión, lanzó una lluvia de promesas y no se refirió al adelanto de elecciones, sino por el contrario se notó su intención de mantenerse en el poder.

Fue un mensaje de 28 de julio de tres horas y media. Dina Boluarte llegó al Palacio Legislativo pasadas las 11 de la mañana, en el vehículo presidencial, luego de recorrer el jirón Junín rodeada de su único público: las fuerzas armadas. Previamente había recibido un sermón en la misa y te deum.

Y en el Hemiciclo, a su ingreso, no faltaron las muestras de rechazo. Los parlamentarios de izquierda protestaron por los muertos en este periodo. El perulibrista Wilson Soto, quien representa a Puno, mostró un cartel con la frase “Dina asesina, renuncia”.

La vocera de Perú Libre, Margot Palacios, hizo lo mismo. “Alto a la represión”, decía su pancarta. Era un ambiente tenso. Afuera, en las avenidas Abancay y Nicolás de Piérola, las fuerzas de seguridad evitaban el avance de quienes marchaban contra la mandataria.

Ante ese ambiente hostil, Boluarte evitó subir al estrado pasando por los escaños de los grupos de izquierda y prefirió hacerlo donde se encontraba la derecha. Ahí sí la aplaudieron.

El presidente del Congreso, Alejandro Soto, la recibió en la mesa mientras un sector de los parlamentarios de izquierda se retiró del Hemiciclo y otros congresistas le daban la espalda.

Lo que vino después fue una lectura de 72 páginas. Se trató del discurso más largo de este siglo que da un mandatario en 28 de julio, cuando rinde cuentas de su gestión anual.

Pretende quedarse hasta 2026
El mensaje de Boluarte comenzó cuestionando el papel de su antecesor Pedro Castillo y dejando en claro que, a diferencia de él, va a celebrar el Bicentenario de la Independencia en 2024. “Mi Gobierno conmemorará el Bicentenario de la epopeya en Ayacucho en diciembre del próximo año”, anunció. Busca quedarse hasta que acabe su mandato en 2026.

Y luego apuntó hacia las marchas de inicios de su régimen: “Tras el golpe de Estado, la situación nacional derivó, rápidamente, en una grave convulsión social cuyo objeto, ahora sin duda alguna, fue derrocar al nuevo Gobierno y reemplazar nuestra democracia por una dictadura”.

La disculpa tardía
Después apeló a un gesto tardío: enumeró cuántas personas perdieron la vida y pidió perdón “en nombre del Estado, a los deudos de todos los fallecidos, civiles, policías y militares y también los heridos” en las protestas de inicio de este año.

Aseguró que no habrá impunidad y que su gestión cumplirá las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Y tiendo mi mano y propongo firmar un pacto de reconciliación”, propuso.

Sin embargo, posterior a sus disculpas y de enumerar los muertos, pasó a lamentar las pérdidas económicas y otra vez criticó las manifestaciones. “A pesar de esto, a solo cinco meses de los ataques que provocaron los cuantiosos daños que hemos anotado, sectores de la oposición volvieron a organizar una nueva jornada de protesta el último 19 de julio”, recordó.

En ningún pasaje mencionó el adelanto de elecciones generales como una salida a la crisis política.

La mandataria solo ha planteado una solución: relanzar el Acuerdo Nacional “incorporando a todos los sectores sociales, a fin de dialogar en dicho foro sobre sus banderas, sobre la agenda social y las reformas políticas que están pendientes en nuestro país”. Dijo que se necesita reformas para garantizar la gobernabilidad, pero no mencionó cuáles.

Las excusas de Dina Boluarte
Cuando le tocó leer sobre las medidas que tomó su gestión ante el ciclón Yaku y los efectos del cambio climático se excusó en que este fenómeno estaba previsto desde noviembre del 2022 y el Ejecutivo no adoptó medidas en el norte.

Sus constantes críticas a la administración de Castillo dieron cuenta que busca marcar distancia de un Gobierno en el que ella fue vicepresidenta y ministra de Inclusión Social.

Lluvia de promesas
Lo demás fue una lectura de promesas. Lo que deja en evidencia, otra vez, que el régimen de Boluarte ha renunciado a lo que a inicios de su periodo aseguró ser: un Gobierno de transición. Eso explica por qué Boluarte prometió millonarias inversiones para creación de hospitales, salud mental, gas natural para la ciudadanía, construcción de puentes y carreteras, agua potable, turismo y otras medidas para generar empleo, apoyar a las medianas empresas y disminuir la delincuencia. La proyección es culminar el quinquenio.

Según 50+1 para cumplir todo lo planteado por Boluarte, serán necesarios S/61.202 millones del presupuesto público.

En esa lluvia de promesas, la mandataria solicitó facultades legislativas por 120 días para seguridad ciudadana, prevenir desastres naturales, reforzar la integridad en el sector público, infraestructura social y mejorar la calidad de proyectos de ley en el Congreso. Para eso presentó seis iniciativas de ley.

Por la bicameralidad
A la única reforma que se refirió fue a la de elección de congresistas mediante distritos uninominales y a la bicameralidad. “La idea es tener, pues, una Cámara de Diputados de mayorías y un Senado proporcional”, dijo. Recordemos que la bicameralidad es una reforma cuestionada porque permitirá la reelección de los actuales legisladores como senadores.

La venia de sus aliados
Mientras Boluarte continuaba leyendo, en el Hemiciclo los parlamentarios le prestaban atención parcialmente. Fue un discurso largo que recién culminó pasadas las 2 de la tarde, con una presidenta refiriéndose al descontento social, la polarización, sin proponer alguna salida.

Pese a eso, las bancadas aliadas la aplaudieron.

Uno de los primeros en saludar su exposición fue César Acuña, líder de APP. “Ha hecho propuestas importantes y ha sido muy concreta”, dijo el también gobernador de La Libertad.

Su vocero de bancada, el congresista Eduardo Salhuana, opinó en la misma línea y calificó el discurso de esperanzador.

La relación entre el Ejecutivo y un sector de la derecha atraviesa una luna de miel.

“Ha sido un mensaje que ha querido focalizar la reconciliación nacional”, comentó la congresista Patricia Chirinos, de Avanza País.

Mientras que en Fuerza Popular fueron más escépticos. El vocero alterno Arturo Alegría consideró que la presidenta perdió la oportunidad de conectar con la ciudadanía y su colega Martha Moyano cuestionó que pretenda acatar las recomendaciones de la CIDH.

La ausencia de Salas
Un dato no menor en su presentación en el Pleno fue la ausencia del presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Luis Salas Arenas, y el jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), Piero Corvetto. Fuentes de La República confirmaron la presencia de Corvetto en la misa y te deum, pero faltó a la sesión solemne por motivos personales. En caso de Salas, las mismas fuentes aseguran que el magistrado considera que estas circunstancias no ameritan celebración: los partidos aliados del Gobierno pretenden vulnerar la autonomía del sistema electoral. Las bancadas que aplauden a Boluarte pretenden someter a las autoridades electorales a juicio político.

Pero la presidenta no leyó ni una palabra sobre ese peligro que atraviesa el sistema electoral.

A las 2:30 de la tarde, abandonó el Congreso. Afuera, en el jirón Junín, su único público eran los militares y en la avenida Abancay las fuerzas de seguridad lanzaban gas lacrimógeno. ¿Dónde está la paz que propone?

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *