Juan Vargas, en un acto de valentía y arrepentimiento, confesó haber sido el autor de la tragedia que conmocionó a la comunidad de Altiplano Chia y la provincia de Carabaya. La víctima, su propia pareja y madre de sus seis hijos, encontró la muerte en circunstancias trágicas. Ahora, bajo la mirada atenta de las Rondas Campesinas, Vargas deberá enfrentar la justicia comunitaria.
El Inicio de la Cadena Ronderil
En el distrito de Coasa, se dará inicio al proceso de cadena ronderil. Esta antigua costumbre implica que el confeso asesino sea llevado de pueblo en pueblo, donde deberá realizar actividades comunales. El objetivo es que su rostro y su crimen sean conocidos por toda la población, generando un escarmiento que prevenga futuros actos violentos.
Investigaciones y Justicia Constitucional
Pero esto no es todo. Tras su paso por Coasa, Juan Vargas continuará su recorrido por otras bases ronderiles. Allí, las investigaciones seguirán su curso, siguiendo las tradiciones de la justicia originaria. Aunque Vargas admitió haber golpeado a su pareja en una discusión por comida, aún quedan cabos sueltos que deben ser atados para esclarecer completamente el caso.
La Orfandad de Seis Menores
La tragedia no solo afectó a la pareja involucrada. Los seis hijos de Juan Vargas quedaron en la completa orfandad tras la muerte de su madre. Ante esta situación desgarradora, la comunidad ha iniciado una campaña solidaria para apoyar a los niños. Es momento de unir fuerzas y brindarles el apoyo necesario en estos momentos difíciles.
La historia de Juan Vargas y su confesión asesina nos recuerda la importancia de la justicia comunitaria y la responsabilidad que tenemos como sociedad para proteger a los más vulnerables. Que este caso sirva como un llamado a la reflexión y la prevención de futuras tragedias